Blue Bird, templo salsero en Cali
Por Tatiana Muñoz
"Pa’ bravo yo, yo que soy mulato oscuro, tengo la mente en mi sitio y estoy bueno de salud. Pa’ bravo yo, yo que tengo sentimiento, tengo sangre de africano y canto con gran virtud. Pa’ bravo yo, yo que se qué es la tumba, el cencerro y el bongó…" Si usted no sabe de qué le canta Justo Betancourt, es porque le falta "sabor", le falta SALSA.
Mientras sonaba esta canción, yo buscaba un buen espacio para sentarme a escuchar toda la noche salsa de "golpe".
Hace 24 años, Rubén Darío Perdomo junto a su hermana Ángela del Pilar, abrió un pequeño local en la calle 14 No. 31 A 47 en el popular barrio Cristóbal Colón, ubicado al suroriente de Cali, un lugar netamente salsero: Blue Bird, su nombre en honor al desaparecido restaurante - bar "Green Bird".
En un principio, comenzó como una fuente de soda (lo que hoy se puede entender como bar o lugar para escuchar música que carece de pista de baile), pero fue la gran asistencia de los salseros caleños lo que le permitió pagar la deuda que adquirió al construir el lugar y aún más, la expansión del mismo. Hoy tiene una capacidad aproximadamente para 200 personas.
‘El Hueco’, como es llamado cariñosamente por sus clientes fieles, cobra vida con intermitentes y tenues luces verdes, rojas y amarillas que iluminan los nichos de color negro y azul; que a su vez, hacen juego con las baldosas y espejos que cubren el techo y paredes del sitio.
Aquí no importa si viene solo, parejos nunca faltan; están los ejecutivos, secretarias, profesionales, melómanos, "gente trabajadora", como dice Rubén. Y si usted quiere amenizar el baile con licor, hay canecas y botellas de aguardiente Blanco del Valle y ron Viejo de Caldas.
Aunque este lugar no cuenta con la difusión de las grandes discotecas, sin publicidad ha logrado mantenerse en el tiempo y aún permanece con su filosofía intacta: la calidad de su música.
¿Pero qué clase de melodía tiene Blue Bird qué no posea otra discoteca caleña? "Salsa clásica, salsa que no se escucha en ningún otro lugar", responde Aldemar Ramírez, más conocido como ‘Coco’, quien trabajó como discómano durante cuatro años en el lugar.
"¡Claro! El éxito de este negocio es la música", lo reafirma Rubén. Basta escuchar un par de horas para saber que aquí, en este templo de la salsa, el santoral está compuesto por Adalberto Santiago, Oscar de León, Bobby Valentín, Moncho Rivera, Ismael Miranda, Ray de la Paz, Héctor Lavoe y Roberto Roena, quienes tienen un espacio celestial. Y allí mismo están esas canciones sublimes, aquellas que no pueden dejar de sonar en una noche de Blue Bird: El amor y Sola Vaya, de la Sonora Ponceña; Tutuneco, de Ismael Rivera; Irimó, del Gran Combo de Puerto Rico; Justo ahora, de Rafu Warner; El Gato, de Cano Estremera y por si faltaba más, Hipocresía, de Bobby Rodríguez.
Esto no es posible sin la magia y conocimiento de quien selecciona las canciones, algunas aún conservadas en acetatos "Una persona que sepa poner la salsa, sepa poner la música, hace llenar la discoteca, para eso tiene que ser observadora e identificar los gustos de la gente", manifiesta Harvy, hombre fiel al género y del ‘Hueco’.
Blue Bird cuenta con dos discómanos que tocan de manera alternada cada hora: Javier María, un hombre robusto de piel trigueña, cabello corto, bigote y gafas, golpea sus manos sobre el mesón al son de la música. Al otro lado, Salín, un hombre delgado, bajo de estatura, de tez blanca, y de cabello engominado. Sí, físicamente distintos, pero con estilos similares para seleccionar la música, tanto, que el cambio de turno no afecta el producto. Ambos tienen claro que lo que se escucha en Blue Bird es salsa dura, salsa con golpe.
Mi gente ¡Ustedes!
lo más grande de este mundo
siempre me hacen sentir
un orgullo profundo...
A este lugar no le cabe ni un alma más ¡Está completo, lleno! Es que los viernes de Blue Bird, ya es algo tradicional.
Retumba la Sonora Ponceña con "Prende el Fogón". Es inevitable no dejar la silla a un lado, la pista se llena de bailarines. Suenan maracas y coros en una sola voz. "Camina y prende el fogón, si tu no tienes con qué, yo traigo un mechón", retumba como un pregón.
El ambiente es de goce, de alegría, aquí todos saben bailar muy bien la salsa, no hay quien se pierda en las notas de la canción, no hay quien se quede sentado. Todos mueven sus pies, sus caderas y sus hombros al son de los timbales, las congas y los bongoes.
Pero más allá de esto, hay cierta cercanía entre los asistentes, más que bailar y saludarse entre ellos, pareciera como si todos se conocieran entre sí. ¿Pero que más se puede esperar de un lugar que acumula clientes fijos durante tantos años de existencia? Son los clientes de ayer, hoy y de siempre.
Y no es en vano que Blue Bird es un templo salsero por tradición. Ha contado con la presencia de grandes y reconocidos artistas como José Bello, Pedro Arroyo, Jairo Varela, Moncho Santana, entre otros. Incluso con la Orquesta Kaviar, que el año pasado deleitó al público con sus canciones tocadas ‘a la cañona’, como diría Cheo Feliciano, sin instrumentos.
Y si ellos han llegado allá es producto del ‘voz a voz’, o del Radio Bemba, como los viejos rumberos de los setenta llamaban al correo popular del parque, de la esquina, de la tienda.
Oye el sonar de los cueros
Que tocan repiqueteando
Y las maracas cantando
El alma del sonero
Rumba rumbero
Pa’ los soneros.
Un hombre veterano, trigueño, de poco cabello, pantalón de lino habano, camisa amarilla y zapatos blancos contonea su cuerpo al compás de la canción. Con sus manos simula tocar una campana, está envuelto en su salsa, él está en medio de su inspiración.
Inspiración que los salseros provocan cuando le cantan al amor, a las desilusiones, al matrimonio, a la familia, a los amigos, a la calle, a la muerte, a las mujeres, ilustran el sentimiento de muchos. Ratifico que la salsa es un modo de expresión que refleja lo cotidiano de la vida.
Salsa. ¿Qué significa salsa? Sangre africana, guaracha, voz con sentimiento, pregón, rumba, la clave, New York, sabor…Cada uno tiene su concepción. Lo cierto es que por hoy, aunque hay muchos lugares en Cali donde la salsa se vive, se siente, se canta, se baila y se escucha a todo furor, no es posible negar que Blue Bird fue, es y seguirá siendo una historia musical.
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Añadir Comentariomuy buena cronica
Muy buen escrito.
excelente sitio para los salseros de cali, año tras año sigue siendo uno de los mejores
LA MEJOR DISCOTECA DE CALI ES UN TEMPLO PARA OIDO FINO
buena melodia y un ambiente acogedor
Conocí el hueco hace 15 Días y solo sé que cuando regrese a Cali, el siguiente viernes estaré en BLUE BIRD
Es uno de los mejores sitios salseros de cali colocan una salsa exquisita
Por muchos años he asistido a Blue Bird y su esencia su guaguanco no se ha perdido, con mucho respeto a los demas sitios en cali donde se escucha la buena salsa, Blue Bird es el mejor. Para aquellos que no han tenido la oportunidad de visitarlo los animo para que se dejen llevar por esa magia llamada salsa, esa salsa que nos arrullo desde la cuna a toda esta linda sociedad Caleña.
Por la Cultura en Cali y la Salsa Blue Bird.
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