La prostitución es quizá el trabajo más antiguo del mundo, ha sido ejercido por hombres, mujeres y hasta niños, volviéndose un mercado con gran variedad a la hora de elegir.
Es extraño que un hombre también pueda llegar a vender su cuerpo, tal vez por la sociedad machista en la que vivimos pensamos que solo las mujeres tienen la necesidad de prestar este servicio, ya sea para poder sobrevivir o satisfacer sus necesidades, pero no son solo ellas, hoy por hoy, los hombres también se han acogido a este mercado.
Esteban, tiene 35 años, vive con sus padres, trabaja dando clases de inglés y cuando sale la oportunidad también es mesero en bares o eventos. Vivió en Estados Unidos durante 9 años con su esposa Carmen, “el amor de su vida”, pero por cosas del destino lo deportaron a Colombia hace más de un año, ahora tiene una situación económica difícil, no tiene un empleo estable y esto muchas veces lo lleva a desesperarse, sin alternativas busca soluciones rápidas para ganar dinero, de esta manera Esteban entra en un negocio muy particular.
“Esteban ex militar, superdotado, discreto, complaciente, 1.80cms. Atiendo damas, caballeros, parejas, domicilios”.
“Chico prepago Bryan pereirano, acuerpado, blanco, 22 años. Dotación de 22cm, versátil”.
“Los caballeros y travestis más discretos y lindos de Cali están aquí”.
Éstas son algunas las clases de anuncios que nos podemos encontrar en el periódico en la sección de clasificados – adultos.
Esteban, fue el primer hombre al que contacte, debo confesar que al momento de comunicarme con él estaba muy nervioso, me saludo: “¡Hola!, que más hombre estoy por acá en el centro haciendo unas vueltas hermano y usted qué más?” un saludo muy efusivo, rompiendo el hielo desde el primer momento, generándome confianza, por un instante llegué pensar que la conversación era con una persona que conocía de toda la vida, se escuchaba “buena gente” lo que, poco a poco, me hizo perder los nervios.
Después de varios minutos relatándome lo que hacía en el centro me preguntó “¿Tú llamas para lo del clasificado?” A lo que le respondí de manera positiva, al instante él prosiguió a describirme su cuerpo, la herramienta de trabajo con la que atendería el servicio que supuestamente yo estaba buscando. “mira, yo tengo 1.80 de estatura, cuerpo atlético, abdomen plano, miembro de 18 cm, largo y grueso, soy totalmente activo, tengo una lengua muy juguetona, y no hago sexo oral”. Le pregunte qué cuánto cobraba por una hora de servicio a lo que me respondió “hermano, le cuesta 70.000 mil pesos la hora más los taxis, eso me daba un valor de unos 90.000 mil pesos.
El silencio se apoderó de la conversación por algunos segundos, en mi caso no sabía qué decir, en realidad no pensaba tomar el servicio como tal, lo que quería era indagar y saber más sobre el “beneficio” que prestaba. Busqué la manera de decírselo sin que lo tomara a mal, cuando se lo confesé lo tomo con gracia y segundos después me dijo “¡Huy! Hermanito eso es algo muy complicado”, después de varios minutos intentando convencerlo accedió a darme una entrevista y acordamos una cita.
En la cafetería de un centro comercial en el centro de la ciudad fue la cita con Esteban, lo llame 30 minutos antes para confirmarle mi asistencia, me dijo que me estaría esperando en el segundo piso del Centro Comercial la 14, donde se encuentra la cafetería. Me dio algunas características para distinguirlo en el momento en que yo llegara “tengo una gorra roja, un blue jean y una camisilla azul oscuro”. Inmediatamente, al llegar al sitio lo identifique por la gorra roja.
Me acerqué a saludarlo, nos estrechamos la mano y nos sentamos en las sillas del lugar. Yo tenía un imaginario de el basándome en las características que me había descrito en el momento que lo llamé por primera vez, pero en realidad no se parecía en nada a la persona que me había imaginado, es un señor de 35 años de 1.80 de estatura, trigueño, calvo y delgado físicamente parece de más edad.
Antes de comenzar la entrevista me exigió apagar el celular y no me permitió grabarlo, solo tomar apuntes; esas eran las reglas que debía seguir para que me contara en qué consistía su íntimo trabajo. Después de asegurarse que no estaba grabando, dimos inicio a la entrevista. Inicié preguntándole cuánto era el tiempo que llevaba prestando el servicio, me respondió que ocho meses atrás un amigo que también lo hace le propuso poner un clasificado; esa semana le fue bien, desde entonces Esteban trabaja prestando el servicio de acompañante a toda clase de personas especialmente a caballeros.
Los hombres son sus clientes potenciales. Van desde los 23 años hasta las 60, aunque todo es relativo como el mismo dice, por lo general son personas con una buena situación económica, la mayoría son casados y tienen hijos, cuando son mujeres generalmente están ebrias y lo llaman en las horas de la madrugada. También lo llaman parejas, que lo buscan para que les complazca sus fetiches “hay señores que me llaman por que les gusta ver cómo me les como a la mujer, aunque ellos también participan, algunos hasta son cacorros por que le empiezan a lamer las guevas a uno”.
Le pregunté que si alguien de su familia sabía lo que hacía me respondió que no, “lo hago por necesidad, porque necesito la plata” otra de las preguntas que le hice fue si tenía pareja, haciéndome saber con el movimiento de su cabeza que no, con un semblante muy serio y cara triste recordó a su esposa Carmen, no quiso decir más sobre eso pues se notaba que le era incomodo recordarlo.
Retomó el tema de sus clientes, me decía que había días en los que no llamaba nadie y, por el contrario, otros días lo llamaban mucho, cuando esto sucede le toca comprar Livitro 40gr que tiene un valor de 35.000 o Sildenafil 50mg éstas cuestan 3.000, son unas pastillas que le ayudan a mantener la erección, en los días que le va bien, puede llegar a tener entre 4 y 5 clientes y ganarse hasta 400.000 mil pesos y como el mismo dice “400 mil ¿a quién no le sirven?” Después de una hora de estar entrevistándolo Esteban debe irse, antes de hacerlo me dice que muchos de mis compañeros hacen lo mismo que él, dándome a entender que, de esta manera, muchos se pagan el semestre, me estrecha la mano para despedirse y me pide ser discreto.
Yo continúo indagando, lo que me lleva a conocer a Donald, es un Administrador de Empresas, tiene una tienda de zapatos, vive solo en un apartamento que es propio, no fue muy difícil convencerlo de que me diera la cita. Esta vez, fue en el barrio centenario en el apartamento de él, quedamos de vernos el día viernes en las horas de la tarde. Donald tiene 28 años 1.80 de estatura, piel trigueña pelo crespo y corto, ojos cafés y labios gruesos, me saludó y me invitó a pasar a su apartamento. Era bastante amplio, tenía un balcón, la cocina, el baño y una habitación grande, donde había una cama y una sala.
Al igual que Esteban, también lo hace por necesidad, ahora tiene muchas deudas por malos negocios que realizó en el pasado, su trabajo sólo le da para pagar las cuentas que debe, presta el servicio de acompañante porque según él es un negocio que da por lo menos para comprar lo necesario; comida, implementos de aseo, lo básico que una persona pueda necesitar para vivir bien.
Donald, al igual que Esteban, coinciden en las características de sus clientes, para Donald los días entre semana son los mejores. Él atiende hombres casados y en horarios de oficina, los fines de semana sus clientes se los dedican a sus familias. Los atiende en su apartamento les hace un masaje relajante, sexo oral, después sexo anal. Y, muchas veces, le piden sexo sin protección a lo que él se niega el cliente termina cediendo y se pone el condón.
Su familia tampoco sabe lo que hace, Donald lleva 5 meses prestando este servicio cobra 70.000 mil pesos la hora y aspira en algunos años retirarse.
En Bogotá niños de 14 años de estratos 4, 5 y 6 también están haciendo lo mismo, cada vez este mercado va creciendo un poco más, saciando las ganas de sexo de esta sociedad mojigata la misma quién estigmatiza esta profesión y la hace más viable para ser ejercida ya sea por hombres o mujeres según Donald y Esteban. Ellos también piensan que no es algo tan vergonzoso, muchos los tildan de ser personas bajas, cuando la realidad para ellos los bajos son las mismas personas que lo buscan con el afán de satisfacer sus placeres.
Finalmente ya sea por necesidad o por placer Estaban, Donald y Johan continuaran perteneciendo a este mercado y brindando a todo aquel que necesite un servicio de compañía, un nuevo negocio que hoy muchos los ven como una opción de obtener dinero.
Al igual que Esteban, también lo hace por necesidad, ahora tiene muchas deudas por malos negocios que realizó en el pasado, su trabajo sólo le da para pagar las cuentas que debe, presta el servicio de acompañante porque según él es un negocio que da por lo menos para comprar lo necesario; comida, implementos de aseo, lo básico que una persona pueda necesitar para vivir bien.
Donald, al igual que Esteban, coinciden en las características de sus clientes, para Donald los días entre semana son los mejores. Él atiende hombres casados y en horarios de oficina, los fines de semana sus clientes se los dedican a sus familias. Los atiende en su apartamento les hace un masaje relajante, sexo oral, después sexo anal. Y, muchas veces, le piden sexo sin protección a lo que él se niega el cliente termina cediendo y se pone el condón.
Su familia tampoco sabe lo que hace, Donald lleva 5 meses prestando este servicio cobra 70.000 mil pesos la hora y aspira en algunos años retirarse.
Los niños no están exentos
Desde los 15 años Johan ha vendido su cuerpo a cambio de dinero, lleva 4 años en el marcado ahora tiene 19 años, vive solo, sus padres están separados y económicamente no están muy bien. A diferencia de Esteban y Donald, la familia de Johan sí sabe lo que él hace, pero no le importa pues dice que ellos no tienen la autoridad moral para decirle nada. Estudio Ingeniería de Sistemas en un instituto pero siente que no quedo bien preparado, la única Salida que él ve ahora para poder sobrevivir es cada fin de semana poner un clasificado en el que ofrece sus servicio como acompañante y esperar a que lo llamen, aunque Johan hace esto por necesidad dice que todos los que trabajan en esto algo de placer deben sentir, si no, no funcionaria.En Bogotá niños de 14 años de estratos 4, 5 y 6 también están haciendo lo mismo, cada vez este mercado va creciendo un poco más, saciando las ganas de sexo de esta sociedad mojigata la misma quién estigmatiza esta profesión y la hace más viable para ser ejercida ya sea por hombres o mujeres según Donald y Esteban. Ellos también piensan que no es algo tan vergonzoso, muchos los tildan de ser personas bajas, cuando la realidad para ellos los bajos son las mismas personas que lo buscan con el afán de satisfacer sus placeres.
Finalmente ya sea por necesidad o por placer Estaban, Donald y Johan continuaran perteneciendo a este mercado y brindando a todo aquel que necesite un servicio de compañía, un nuevo negocio que hoy muchos los ven como una opción de obtener dinero.
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