miércoles, 30 de mayo de 2012

Crónica: “Si no le gusta, madre… coja Taxi” por Carlos David Moreno

Viajando en bus por Cali

Vivencia que muestra lo que ocurre en el transporte público de la ciudad. Curiosidades, contraste y preferencias de una sociedad.

Una travesía que no sólo recorre la ciudad, sino también diversos escenarios y manifestaciones de la cultura caleña, sacando de un hecho cotidiano, toda una experiencia de vida la cual se mantiene con el tiempo.
Hay quienes prefieren andar en carro, caminar, abordar un taxi o como hoy en día, tomar el Mío; cualquiera de estas formas de transportarse pueden ir ligadas a la capacidad económica, comodidad, o simple agrado por parte del usuario.

Son muchas las experiencias, recuerdos o anécdotas que se pueden vivenciar al transportarse en un bus público; llámese Papagayo, Coomoepal, Ermita, Río Cali, o cualquier otro. Pero estas varían de acuerdo a la forma en que la persona observe, reciba o interprete.

Es importante reconocer que el abordar un bus, es una acción que por lo general cualquier habitante de esta ciudad ha realizado tan siquiera una vez en su vida, incluso el más “fifí”.


Fue así como un día decidí abordar un bus en la avenida 3ª norte; cerca al Éxito de la flora, eran aproximadamente las 5 de la tarde y un calor intenso se apoderaba de mí. Levanté mi mano al observar a lo lejos el colectivo número 3 de la empresa “La Ermita” o en otras palabras: “La Ermita 3”.

Me monté en este y con una mirada amistosa le pedí al conductor que si me llevaba por $1.000; a lo cual él accedió. Sería un viaje largo ya que me dirigía al Centro Comercial Palmetto Plaza, así que pagué el pasaje y tomé asiento. Sí, asiento calientico y un poco húmedo, el cual supongo alguien acababa de desocupar.

Mi viaje inició y con éste una serie de sucesos curiosos y un tanto jocosos. Me encontraba admirando los graciosos letreros que se encontraban pegados en las paredes del bus; en los que había frases como: “En la selva Tarzán grita, aquí se timbra”, “Si su niño es hijo del conductor, no paga”, “si le cogió la tarde, no es culpa del motorista”. Escritos un poco burdos, pero con un humor criollo, que identifica a muchos de nosotros.

Eran ya las 5:30 p.m. el bus se encontraba repleto y el calor del día hacía del lugar un completo sauna. Un sutil olor a “pachulí”, sudor y combinación de todo tipo de aromas comenzaba a surgir en el ambiente… hasta que un frenazo en seco sacudió fuertemente a todas las personas. Una señora muy amablemente expresó: “¡vea! ¿Es que usted qué cree que lleva?… ganado”. Otras dos damas que se encontraban justo a mi lado estaban discutiendo, ya que una le había enterrado el tacón a la otra en el pie, a lo que la adolorida mujer le respondió: “mire dónde pisa, vieja pendeja” y en respuesta de esto la propietaria del alto zapato respondió: “si no le gusta, madre… coja taxi”.

Mi recorrido continuaba y me encontraba observando un creativo clasificado que estaba escrito con marcador azul en el espaldar del asiento del frente justo adelante mío. Creativo, dije, supongo que para la persona que lo escribió, la cual prefirió vender sus servicios sexuales de manera recursiva por medio de un asiento de bus y no en las páginas de cambalache del Qhubo.

Más allá de lo visual y perceptible

Fue ahí donde una mujer de edad se sentó al lado mío, Gladys era su nombre, quien entabló conmigo una conversación en relación al transporte masivo y los buses públicos.

“Yo prefiero coger mi busecito, me puedo bajar donde yo quiera, no tengo que hacer transbordos y además, voy con musiquita” me decía muy alegremente la señora, mientras que al fondo se escuchaba la canción “Carro de Fuego” de Guayacán, sonando en la emisora Olímpica.

Así como Gladys, hay personas que sienten que el Mío, es un sistema muy europeo, falto de alegría, vida o sabor. Pero también hay quienes sienten que este medio ha generado más civismo y cultura para Cali, a la vez que mayor seguridad y confort. Como lo muestra la encuesta de análisis de percepción ciudadana, realizada por la Cámara de Comercio de Cali en el 2011.
Todo esto es relativo, hay quienes piensan que las sillas del Mío son muy duras, pero se las aguantan con tal de tener aire acondicionado.

Luego de terminar mi charla con Gladys, mi atención se enfocó en un sujeto que abordó el bus, para vender dulces, el cual decía: “Con el permiso del señor conductor, me dispongo a pasar por cada uno de sus puestos, ofreciéndoles la rica y deliciosa chocolatina Big Ben. La unidad le vale $300, para su mayor economía, lleve las dos en $500”.

No sólo tenía calor en ese momento, sino que también un hambre feroz, lo cual me llevó a disfrutar de la “rica y deliciosa chocolatina” que el señor me vendió.
Es real que las cosas cambian y que cada vez hay más avances; para la ingeniera Pilar Rodríguez, presidenta de Metro Cali “el sistema masivo es un logro para la ciudad, el cual, poco a poco, ha ido tomando fuerza”.

Esto lo podemos evidenciar en los resultados de la encuesta de movilidad realizada por la Fundación Alvar Alice, en los que hasta el 2011 el uso del sistema por parte de la población caleña era de un 23%, creando, a su vez, una disminución en el uso del transporte público; es decir, aunque todavía son mayoría los que se movilizan en los buses urbanos o en vehículos particulares, se está viendo una mayor acogida por parte de los caleños hacia el Mío.

Toda esta experiencia, me permitió realizar comparaciones y escuchar las opiniones de las personas que aún se transportan en los buses públicos, los cuales, poco a poco, están siendo desplazados por el sistema masivo.

De seguro, continuará habiendo pros y contras entre estos dos medios de movilidad y personas que preferirán más uno que el otro. Eso queda en elección de cada quien. Ya me encontraba cerca de mi destino, eran aproximadamente las 5:50 p.m, me paré apresuradamente del asiento para presionar el timbre, el cual suponía le indicaría al conductor que deseaba bajarme, pero este no se detenía; lo hundí de nuevo sin obtener respuesta alguna, una vez más lo hice y en esta ocasión dejándolo presionado unos cuantos segundos. El bus se detuvo en seco, dos cuadras después de mi parada, con la efusiva despedida del chofer diciéndome: ¡Suéltelo pelado que eso no da leche!

Estos trabajos han sido realizados por estudiantes del Taller de Comunicación Prensa, del 4° semestre del Programa Comunicación Social-Periodismo, orientado por la docente Yenny Viviana Cruz Pérez. Los productos hacen parte de la iniciativa de investigación en el aula denominada: Cali y sus contextos, llevadas a cabo en el período enero-mayo de 2012.



0 Reactions to this post

Añadir Comentario

    Publicar un comentario