Las lluvias no cesaron, procesión cancelada por primera vez después de 56 años de tradición.
Era la víspera de Domingo de Ramos, a paso lento caminaba por los corredores oscuros del Colegio Claretiano Santa Dorotea, donde los profundos martillazos retumbaban hacia su alrededores y opacaban los cantos melodiosos que se entonaban en la Iglesia, y las ondas sonoras que se filtraban por las paredes se esfumaban y se combinaban con los duros y fríos golpes de la madera; al llegar al patio escolar grandes armazones ocupaban las canchas, y aquellas figuras de yeso en tamaño real, se encontraban paradas en las tinieblas de los pasillos, cuyo rostros estáticos y sin expresión causaban escalofríos.
El inicio de una tradición, día de palmas
Diez de la mañana, la calle 10 con 29, a lo lejos se escuchaban marimbas y tambores, al mirar el atrio de tan imponentes muros de la parroquia, la gente esperaba allí, con palmas, espigas y chamizos, la entrada triunfante de Jesús en un burrito.Los cirios y la cruz entraron por en medio del templo, la banda marcial ingresó detrás de ellos, y haciéndole guardia entonaron la canción simbólica del Domingo de Ramos: “Tú Reinarás”. Los instrumentos aturdían y solo ese día se permitía el ruido, la bulla y las aclamaciones de la gente “¡Qué viva Cristo rey!”, mientras a lo lejos se vislumbraba a Jesús asomando su cabeza por las pequeñas puertas de tan grandes paredes; el padre Omar Velásquez subió al ambón, con vos fuerte y expresando alegría empezó a pedir que contonearan sus ramas, aplaudieran y gritaran alabanzas. Los ‘cargueros’, acalorados y con sus caras rojas como tomates, tal vez por el sol o quizá por el esfuerzo al alzar por casi una hora 250 kilos en sus hombros, descargaron el paso en los ‘caballetes’ o burros de madera, y con sonrisas en el rostro estrecharon sus manos, se sentaron en el suelo y escucharon la Eucaristía.
Nueva responsabilidad
Juan Carlos García, es el presidente de la Fundación Junta Permanente Pro Semana Santa, se encarga de coordinar las actividades y situaciones que se vayan presentando durante todo el año, para que las procesiones cumplan con lo establecido; él lleva 28 años participando directamente con la organización, inició como ‘carguero’, luego ‘síndico’ o encargado de un paso, y ahora, presidente de la fundación.“El miércoles santo se ha convertido en un día sumamente importante, pues desde hace 5 años, la alcaldía municipal junto con la Arquidiócesis de Cali y Jorge Iván Ospina, en ese entonces alcalde de la ciudad, buscaron la participación de todas las parroquias que anualmente realizaban procesiones, utilizando como mediador la secretaría de cultura que tenía como función la organización de reuniones, donde se determinaría la logística de la procesión”.
Antesala y Preparación
Para ingresar al interior del colegio en temporada de vacaciones, hay que subir una rampa y atravesar un portón de vidrio opaco que permanece abierto al público, al frente de la entrada principal hay una puerta que comunica con la casa de la comunidad de los claretianos y el colegio, la cual es usada por todos los síndicos y cargueros que colaboran en la preparación de los pasos; en ese lugar se encuentra ubicada la oficina de Zorayda Vera, una mujer con disposición de ayuda, pero que por esas fechas el estrés perturba la tranquilidad de su trabajo. Éstas personas en medio de su trajín, no tiene el mínimo cuidado de cerrar la puerta, pues desde donde ella se sienta no alcanza a divisar la entrada, y el temor que pone sus nervios de cristal son los ladrones que rondan por el sector, “esas personas son atrevidas, no les importaría dejar la semana santa a medias robándose algún implemento o atuendo de un paso.La hora de la verdad
Eran la 5:30 pm del miércoles santo, la última cama baja salía con el paso del Señor Caído desde la iglesia, los buses arrancaban con algunos ‘cargueros y sahumadoras’ que iban a ser partícipes de la procesión municipal.Los pasos se encontraban ubicados al inicio de la Avenida Roosevelt, en la parte de atrás de la Biblioteca Departamental; allí se hallaban ubicadas unas inmensas carpas blancas que acogían a las andas en orden de salida; el paso que corresponde al nombre de “El Perdón” dio el inicio de la procesión a eso de las 6:30 de la tarde, cuando unas cuantas gotas de agua comenzaban a caer.
Me sentía muy temerosa, pues la lluvia que veía venir parecía dañar la muy planeada procesión, más sin embargo todo siguió en marcha; Salí detrás del primer paso y tan solo a unas cuantas cuadras adelante, mis brazos recogidos comenzaron a sentir la fatiga del oasis con agua y las rosas rojas que iban clavadas en él; mis pies incómodos y con picazón por la tosca cabuya que llevaba como zapatos dieron inicio al cansancio y al deseo de terminar esta caminata.
En el transcurso de la procesión, los coordinadores llamados ‘regidores’, los hombres de negro pertenecientes a la logística, y los guardas de la Defensa Civil que resaltaban en la noche por sus despampanantes uniformes de color zanahoria, permanecían en constante movimiento, de arriba abajo, de principio a fin, cual modelos de Milán en pasarela, que intentaban coordinar los pequeños detalles escapados de planilla.
Alexis Arbeláez un ‘carguero’ de vocación con 10 años de experiencia; luce un poco cansado, en sus manos tiene una ‘alcayata’, lleva una túnica purpura con un cíngulo en la cintura, dice “lo que siento al cargar es solidaridad y espiritualidad, a veces alguno de mis compañeros e incluso yo mismo puedo estar cansado o ya destrozado por el andar, y con él trabajo en equipo sacamos el paso adelante”.
El jueves brisaba bastante duro, las alpargatas se mojaban y se volvían más pesadas, el azar de los cargueros se dejaba ver desde el primer momento, pero todo se calmaba cuando solo un “pasa nube” fue el causante de la tormenta; después de esto, todo trascurría como debía ser, cuando de repente los regidores corrían y el rostro de la gente cambiaba de manera sorpresiva, el paso la “Oración en el Huerto” se había enredado en las cuerdas de la energía, y por mas intentos no pasaba, la angustia sobresalía cuando los ocho cargueros intentaba discutir, pues la horqueta, un palo del largo del cuello de una jirafa, no llegaban para alzarlas.
Por motivos de la pequeña y sorpresiva lluvia, ese día todos los pasos no pudieron salir y grandes expectativas apostaban al Viernes Santo.
El clima, un enemigo de la tradición
La tradicional procesión del Santo Sepulcro, todo estaba preparado, 18 pasos listos, cada uno con impresionantes arreglos florales en tonos violetas y blancos, los ‘cargueros’ ya preparados se unían cogidos de la manos, ofreciéndole a Dios sus intenciones, las señoras de la cofradía de las Siete Palabras ya preparadas con sus trajes negros de luto, sus lindos peinados y sus elegantes zapatos de tacón, esperaban sentadas en las bancas de la Iglesia.El paso de “San Juan” ya estaba en posición, los niños de la banda con sus uniformes negros y sus tocados en plumas azules y púrpuras, se encontraban ubicados al inicio de la procesión, los estandartes y las sahumadoras se situaban en su lugar, y un pequeña brisa iniciaba, pero a juzgar por el día anterior no fue mucha la atención que le prestaron; minuto a minuto, la presión del agua comenzaba aumentar, el “San Juan” fue puesto en el piso al lado del paso “la Verónica”, y los ‘cargueros’ corrían a escampar en el sardinel que dividía la avenida, la lluvia crecía, y en cuestión de segundos la multitud ansiosa que pretendía ver la procesión se dispersó y la calle solitaria quedó.
Después de unos minutos, cuando la lluvia tornaba a tempestad, los pasos fueron alzados y entrados al templo, al parecer el clima se encontraba en contra, dos representantes de la junta, Juan Carlos García y Gabriel Vega estipularon una hora como máximo para que cesara la lluvia y se diera inicio a la procesión, si esto no sucedía, sería cancelada. La lluvia continuó toda la noche hasta la mañana del día sábado, convirtiéndose ésta en la primera procesión cancelada en 56 años de tradición.
Los aderezos de una procesión
Estas procesiones, se caracterizan por ser solemnes, organizadas y elegantes, cada mínimo detalle es relevante para una buena presentación.Un paso, consta del anda, que es el armazón de madera, de magnitudes amplias, aproximadamente 2,30 x 3,80 mts con un peso aproximado de 250 kilos dependiendo de las imágenes que posee; lleva el arreglo floral, el citrial que consta de un tubo de color cobre, oro o plata que en su cabecera lleva la tela que recubre el paso. Adicionalmente van los cargueros que son ocho, están vestidos con túnicas según el color que corresponda al día, un cordón blanco que atraviesa la cintura llamado cíngulo; cuatro alcayatas que son esos palos de madera que proporcionan descanso a los cargueros en las paradas.
Tatiana Cuéllar es una joven de grandes ojos verdes, cabello negro y muy largo recogido en una trenza, en su cabeza hay un listón de color morado, en su cuello cuelga una cinta negra con un Cristo de color plata, lleva una blusa blanca con trozo en transparencia y cintas violetas, y una falda púrpura con un encaje blanco al final que deja ver su delicadeza, ella es sahumadora y explica que su función es purificar el camino con sahumerio como rito religioso.
La semana Santa va más allá de unos días de descanso, mientras para unos es relajo y vacaciones, para otros es una semana llena de dedicación y más trabajo, pues ésta no acaba aquí, el domingo de Resurrección es el más importante de la Semana Mayor, pero esta vez cambiamos las palmas y chamizos por pulcros pañuelos blancos que significan pureza y protección, características singulares del sacrificio de Jesús por la humanidad.
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